Un creciente coro de voces cuestiona la flagrante falta de mujeres en los órganos de toma de decisiones de COVID-19. Los hombres que dominan las posiciones de liderazgo en la salud global han sido durante mucho tiempo el modo predeterminado de gobernar. Este es un síntoma de un sistema roto donde la gobernanza no incluye ningún tipo de diversidad., ya sea de género, geografía, orientación sexual, raza, estatus socioeconómico o disciplinas dentro y más allá de la salud, excluyendo a aquellos que ofrecen perspectivas únicas, experiencia y realidades vividas. Esto no solo refuerza las estructuras de poder desiguales, sino que socava una respuesta eficaz a la COVID-19, lo que en última instancia cuesta vidas..
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